
Fractura Cervical
Ruptura en una o varias vértebras cervicales, que puede ser resultado de un golpe.
La fractura cervical es una lesión en la columna vertebral que afecta a las vértebras del cuello. Esta lesión puede variar en gravedad, desde fracturas leves hasta lesiones más complejas que involucran daño a la médula espinal. Las fracturas cervicales pueden ocurrir debido a accidentes automovilísticos, caídas, traumatismos deportivos u otros eventos traumáticos que ejerzan una fuerza excesiva sobre la columna vertebral. Dependiendo de la ubicación y el tipo de fractura, pueden tener consecuencias significativas para la movilidad y la función neurológica del paciente.

Principales Señales
La fractura cervical puede presentar diversas señales de alerta que indican la posibilidad de una lesión en el cuello. Algunas de estas señales incluyen dolor en la región del cuello, hinchazón, hematomas y sensibilidad localizada. En casos más graves, puede haber deformidad visible en la columna vertebral o una posición anormal de la cabeza en relación con el resto del cuerpo. Si se sospecha una fractura cervical, es fundamental buscar atención médica de inmediato para evitar complicaciones adicionales y recibir el tratamiento adecuado.
Que síntomas puede generar una fractura cervical
Los síntomas asociados con una fractura cervical pueden variar dependiendo de la gravedad de la lesión y si hay compromiso de la médula espinal. Los síntomas pueden incluir dolor intenso en el cuello, que puede irradiar hacia los brazos o los hombros. También pueden presentarse limitaciones en el movimiento del cuello y debilidad en los músculos de las extremidades superiores. En casos más graves, una fractura cervical puede causar parálisis, pérdida de sensibilidad y alteraciones en el control de la vejiga y el intestino. La aparición de síntomas neurológicos o debilidad severa requiere atención médica inmediata.
Posibles Causas del Padecimiento
Externas
Traumatismos graves como accidentes automovilísticos, caídas o lesiones deportivas.
Preguntas Frecuentes
La evaluación de una fractura cervical comienza con una historia clínica detallada y un examen físico realizado por un médico especialista. Para confirmar el diagnóstico, se pueden realizar estudios de imagen como radiografías, tomografías computarizadas (TC) o resonancias magnéticas (RM). Estos estudios permiten evaluar la ubicación y la extensión de la fractura, así como detectar posibles daños a la médula espinal. La evaluación adecuada es fundamental para determinar el tratamiento más adecuado para cada caso.
El tratamiento quirúrgico puede ser necesario en casos de fracturas cervicales graves que presenten inestabilidad en la columna vertebral o compromiso neurológico significativo. Los procedimientos quirúrgicos pueden incluir la fijación interna mediante el uso de placas y tornillos para estabilizar la columna vertebral y facilitar la curación de la fractura. En algunos casos, puede ser necesario realizar una descompresión quirúrgica para aliviar la presión sobre la médula espinal o las raíces nerviosas. La elección del tratamiento quirúrgico dependerá de la gravedad y la ubicación de la fractura, así como de la salud general del paciente.
Las fracturas cervicales pueden presentar diversas complicaciones, especialmente si hay daño a la médula espinal. Las complicaciones potenciales incluyen parálisis, pérdida permanente de la sensibilidad, disfunción del control de la vejiga o el intestino, y problemas respiratorios en casos graves. Además, las fracturas que no sanan adecuadamente o que no reciben un tratamiento oportuno pueden llevar a la deformidad de la columna vertebral y problemas crónicos de dolor. La identificación temprana y el tratamiento adecuado son esenciales para minimizar el riesgo de complicaciones y promover una recuperación exitosa.